Lleno de ilusiones, el joven escritor Alfonso Linares llega a Madrid en el arranque del siglo XX, justo cuando algunos poetas famélicos y estrafalarios intentan imponer el Modernismo en las Letras españolas y cuando aún se escuchan los lamentos por la pérdida de las Colonias. Es el Madrid de las tertulias en los cafés, de las disputas literarias y la heroica bohemia que, andando los años, darían paso a la segunda república y a la guerra. Una relación de amor honda y amarga cruza el laberinto de esos años fascinantes y difíciles para la historia de España.
Ese abigarrado tapiz de literatos, pícaros y hampones que supone todo un homenaje a Baroja, a Cansinos Asséns o a César González Ruano, le sirve al novelista Fernando de Villena para reflexionar sobre la relación entre la vida y el arte, sobre el ideal y la fama, sobre los sueños del ser humano y su destino.
Fernando de Villena (Granada, 1956) ha publicado veintidós libros de narrativa con títulos como:
Relox de peregrinos,
La casa del indiano,
El hombre que delató a Lorca,
Sueño y destino,
Iguazú,
El testigo de los tiempos,
Udaipur,
Mundos cruzados,
Valparaíso.
El secreto del Sacromonte,
Los conciertos y
El rostro de San Juan. Como poeta ha desarrollado una extensa producción agrupada en los volúmenes
Poesía 1980-1990,
Poesía 1990-2000,
Los siete libros del Mediterráneo (2009) y
Los colores del mundo (penúltimos libros de poesía) (2014). Profesor de Literatura, ha dedicado también algunas obras al estudio de la producción literaria en los siglos de Oro y en el siglo XX y ha escrito ensayos como el titulado
127 libros para una vida. Pertenece a la Academia de Buenas Letras de Granada, a la Academia Hispanoamericana de las Buenas Letras y al Instituto Patafísico Granatense.