Del prólogo de Rosa María Rodríguez Magda: «Este no es un libro de viajes escrito por un novelista, pero es un libro de viajes escrito por un novelista. Y aunque parezca un acertijo lógico, comprender en qué sentido lo es y no lo es nos dará la clave del texto. No nos encontramos ante el ocio de un literato que se dispone a hacer una peregrinación estetizante al estilo de Goethe o Stendhal; no obstante, es un recorrido de ciudades emblemáticas, y su autor impregna las páginas de reconstrucciones narrativas y descripciones brillantes, como solo puede hacerlo quien ejerce su oficio con soltura. Blasco, además, se enfrenta a este deambular inesperado desde la tensión vivencial y política que envuelve sus afanes en esos momentos, por lo que mira, observa y relata a partir de sus inquietudes sociales. (…)
»Génova, Milán, Turín, Pisa, Roma, el Vaticano, Nápoles, Pompeya, Asís, Florencia, Venecia. El recorrido no se aleja del de un turista convencional, pero la mirada propia, no ahogada por el talante divulgativo de la obra, le lleva de las descripciones certeras, a la recreación histórica, del análisis de las gentes a la soflama republicana, todo ello en una fluida prosa literaria que únicamente en cierta grandilocuencia acusa el paso de los años».
Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867-Menton, Francia, 1928), abogado, político, escritor y viajero incansable. A los dieciséis comienza sus estudios universitarios y funda su primer semanario, El Miguelete. Se distingue ya por sus ideas republicanas, que divulga en editoriales y periódicos, muchos creados por él mismo, como El Pueblo en 1894. Por esta militancia es perseguido en múltiples ocasiones. En una de ellas, huyendo de la justicia, se refugia en Italia y realiza el reportaje por entregas titulado En el país del arte, que poco después recogería en un libro, el que hoy nosotros publicamos. Reconocido internacionalmente, su nombre se postula como premio Nobel de literatura.
Muere en Francia a punto de cumplir sesenta y un años, pero tienen que pasar cinco para que, en la Segunda República Española, sus restos sean trasladados a Valencia. Sin embargo, su obra y su persona, incluso sus herederos, son meticulosamente silenciados, cuando no atacados, durante la dictadura franquista. Con el regreso de la democracia, su legado se recupera y recibe la atención que merece. Sus grandes novelas regionales se recrean con enorme éxito en TVE y se convierten en lecturas recomendadas en escuelas e institutos.
Sus obras más populares: Arroz y tartana (1894), Cañas y barro (1902), La barraca (1898) y Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), sobre la Primera Guerra Mundial, que se convierte en el libro más vendido en Estados Unidos en1919 según Publishers Weekly (sobrepasa los diez millones de ejemplares) y en 1921 en una exitosa película protagonizada por Rodolfo Valentino.